Ante el inesperado anuncio de la visita de su tío Don Francisco, Concha se ve en el dilema de intentar ocultarle su verdadera profesión: es una joven artista que se gana la vida como vedette de revista. Con la ayuda de su novio, Leandro, escenifican, en lo que en su día fue un burdel, un colegio de señoritas – al que bautizan como Las leandras – en el que profesores y alumnas no son otros que los miembros de la compañía teatral. Sin embargo, el enredo se desencadena cuando Francisco, un hombre de provincias, desconociendo el cierre del prostíbulo, se presenta en el lugar con su sobrino Casildo esperando los servicios de las señoritas. Todos creen que se trata del tío de Concha, quien a su vez es confundido más tarde por Leandro como un pretendiente de la chica. Este es el desternillante enredo que tendrá como fin la aclaración del conflicto.